lunes, 29 de octubre de 2007

¿Quienes son?

¿Qué pensaríamos de un grupo profesional en el que uno de sus miembros tiene que continuar su jornada laboral a pesar de que su hermano menor yace muerto en un tanatorio desde hace unas horas; en el que otro forma parte de ese selecto equipo porque su padre puso ante el jefe una chequera en blanco para que el niño pudiese cumplir su sueño; y en el que una más tiene que coger un avión a pesar de estar a punto de dar a luz para no faltar a una reunión anual clave?

viernes, 26 de octubre de 2007

Un cuento nubio



Tengo pendiente contar un cuento del sol y la luna... pero hoy me he vuelto a acordar de los que quieren llegar a nuestras costas y mueren en el intento. Me he vuelto a acordar de esos enormes cuerpos negros llenos de esperanza a los que tantas veces se rechaza por su color, y eso ha llevado al recuerdo del un cuento nubio que os voy a contar: Dios decidió crear un hombre y lo hizo modelando arcilla. Cuando consiguió la forma que le pareció ideal decidió meterlo en su horno de pan. Quiso que quedara bien cocido, para que las grietas no lo rompieran al menor golpe, y lo que sucedió es que lo dejó demasiado tiempo metido en el horno a altas temperaturas. Cuando sacó su querido molde vió que estaba quemado, salió negro. Y se le ocurrió enviarlo Nilo arriba. Decidió que tenía que hacer otro hombre de arcilla, y que esta vez quedase bien. Volvió a hacerlo con manos delicadas y lo introdujo en el horno. Para que no se quemase nuevamente lo tuvo muy poco tiempo en el horno de hacer pan. Al abrir la puerta volvió a decepcionarse: lo había sacado antes de tiempo y era un hombre blanco. Entonces lo mandó a los países del norte. No se dió por vencido, y fue a por su tercer intento. Modeló nuevamente, le prestó atención a los rasgos, que hizo tan delicados como los del hombre blanco, y volvió a meter la arcilla en el horno. Y esta vez sí, sacó del horno a un hombre con un delicado color cobrizo. A él le dejó quedarse en las mejores tierras del Nilo.

miércoles, 24 de octubre de 2007

En otoño


Ha amanecido un día como los que suelo añorar al cerrar los ojos. Las nubes han escondido el exceso de luz y la mirada se puede recrear en cada uno de los rincones. Los ojos agradecen no padecer el guiño que les hace entrecerrarse para disfrutar del paisaje. Un día nublado de otoño para dejarse mecer. Con finas gotas de lluvia bajo las que caminar sin prisa, sin paraguas, dejándose helar suavemente por su contacto casi frío. El aire que nos roza hoy es acariciador. Si esta tarde llega cierta melancolía al salir a la terraza dejaré que se acune dentro y, juntas, pasaremos una noche de confidencias.


Foto: Danae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano.

lunes, 22 de octubre de 2007

El rincón del viaje: Jodhpur


India es el país de las sensaciones, de las emociones, de lo espiritual y lo material… del dolor y de la belleza… de los contrastes y de los colores. Y la ciudad de Jodhpur es la que tiene dentro de sí el azul. Es uno de los principales núcleos urbanos de la región de Rajasthan y en sus estrechas y sinuosas calles del barrio antiguo abundan las casas pintadas de índigo. Son las casas de los bramanes. Y son esas paredes las que han llevado a que Jodhpur se haya llamado la ciudad azul. Entre las vacas sagradas que comen sin descanso, sin miedo y sin prisa por mitad de las vías, aparecen tenderetes de especias, de telas y de frutas que acompañan en la gama de colores a los azules de las calles. Las mujeres de Jodhpur, vestidas con sus saris rojos, malvas o verdes mezclados con el dorado terminan de inundar las retinas de esos colores puros tan alejados de nuestras ciudades occidentales.

Las mejores vistas de la ciudad son las que hay en un impresionante fuerte situado en un risco que se levanta 125 metros sobre ella. Es la fortaleza más imponente del Rajasthan y para llegar hasta allí vuelven otra vez las sinuosas curvas que salen desde la ciudad que descansa a sus pies.

La fortaleza ya se ve impresionante desde la ciudad, pero eso apenas es un adelanto de lo que se podrá disfrutar una vez en el recinto. Si decimos los nombres de los palacios que hay dentro nos vamos a poder hacer una idea de su belleza. En la fortaleza de Jodhpur están el Palacio de la Flor… el Palacio de la Perla y el Palacio del Placer. Todo estaba hecho dentro de esta fortaleza para el deleite de los marajás que allí vivieron. Un deleite sobre todo de ellos, de los poderosos señores que mandaban y disponían de la vida de los demás. Todavía se ven las quince huellas de manos que recuerdan el sati de las viudas del maharaja Man Singh, que se arrojaron a su pira funeraria en 1843.

En los salones de los palacios… la luz juega con paredes revestidas de filigranas verdes que le quieren quitar el protagonismo a vidrieras rojas. Hay paredes adornadas con todos los colores del arco iris… hay techos de madera, hay piedras preciosas adosadas…. Y hay muchos turistas. Pero no turistas de aquí, de esta zona del planeta… sino de allí. Los hindúes que viajan para conocer su país se acercan hasta la fortaleza de Johpur y disfrutan viendo su majestuosidad. Pero también disfrutan mirando a los occidentales que llegan acalorados y con los ojos desorbitados no queriéndose perder un solo detalle.

Y los turistas de la India nos hacen tantas fotos como nosotros a ellos. Llegan ataviados con las ropas de cada una de sus regiones y llenan de colores las calles. Nos asombramos y se asombran. Es un divertido juego que nos distrae, apenas unos momentos, de la armónica belleza de la fortaleza de Jodhpur y de sus sinuosas calles.

jueves, 18 de octubre de 2007

Y ahora yo


Ahora os voy a contar como imagino mi vida después de la jubilación. Está inspirado ese deseo en una pareja francesa con la que coincidimos en el viaje de verano que hicimos a Yemen (en la foto) el padre de mi hijo y yo hace ya más de 10 años. Los dos miembros de la pareja sobrepasaban los 70 años y el 1,70 de estatura. Tenían unos cuerpos angulosos, finos y cansados, pero dispuestos a seguir viviendo. Coincidimos con ellos cerca de Mareb, en una montaña donde vivía uno de los pueblos más curiosos del machista, atascado y subidamente integrista Yemen. Se trata de una población en la que las mujeres son las que se dedican al comercio, a la obtención de la riqueza que sustenta a toda la comunidad. Hacen telas coloridas, llenas de juegos visuales divertidos. Y bajan a la ciudad a vender las telas y todo lo que producen.

En el camino que lleva hasta ellas paramos para tomar un té, y allí estaba la pareja francesa. Solos, con un guía, tranquilos, a ritmo lento, bebiendo y acercándose a un país hermoso, desconocido y severo. Sin temores, sin ansias de ver rápido, los dos aprovechaban sus cuerpos y sus mentes para conocer.

Desde que los vimos, tan cercanos, pensamos que esa es una magnífica forma de envejecer. Y ahora, después de tanto tiempo, sigo pensando que es la más maravillosa de las jubilaciones.

Me gustaría seguir teniendo mi casa de Madrid como punto de referencia a la que llegar después de un largo viaje. Una casa en la que descansar y en la que ver a la gente que quiero aquí. Un refugio de primavera o de otoño en el que planear el siguiente viaje. Porque quisiera tener en mente siempre un siguiente viaje que realizar con la persona a la que quiera….

martes, 16 de octubre de 2007

Ella tiene miedo



Tiene 82 años y hace uno que su marido murió en sus brazos de un infarto al corazón. Es redondita, suave, dulce y blanca. Su mayor deseo hubiese sido ser profesora para enseñar a los niños a escribir y a pensar, pero se pasó sus mejores años vendiendo fruta y atesorando los billetes que ganaba ofreciendo a sus clientes sólo las mejores piezas. Las peores, las que estaban picadas, las llevaba a casa y las ofrecía de regalo a la familia subía hasta su cuarto piso para visitarla.

Es mi tía, es mi madrina. Y desde hace un año llora sola en su casa agarrada a un medallón entregado por los servicios sociales para que avise si se pone enferma, si sufre aún más. Sus dos hijos van a verla algún que otro fin de semana. Mi primo se olvida de coger el teléfono cada día para saber cómo está y sus llamadas se distancian. Mi prima la llama a diario, pero la semana pasada se conformó al escuchar a su madre decir que no hacía falta que se molestara en ir a verla, porque aunque estaba en la cama con dolor de huesos, tampoco estaba tan mal. Y tiene su “medalla”.

Mi tía se enorgullece cuando habla con nosotros de sus hijos y de los millones que ha conseguido ahorrar a lo largo de una vida. Los tiene a plazo fijo en el banco esperando ser transferidos a las cuentas de sus dos hijos cuando muera. Bueno, añade, también están ahí por si hiciesen falta algún día. Ella considera que ese día de la vejez aún no es hoy.

Mi madre ha ido a verla esta semana y, una vez más, le ha pedido que contrate a una persona para que le haga compañía, para que le limpie las baldosas de la cocina, para que salga con ella a comprar esa fruta que tanto sigue apreciando. Para distraerse ha encontrado un sistema: sale a comprar cada día lo que necesita. No acumula nada, porque así tiene que salir a la calle a comprar y se entretiene con sus recados. La tele la ve poco, siempre ha preferido leer, aunque ahora la pone de fondo para imaginarse que está con alguien en casa.

Ella tiene miedo. Mucho. Y doble, o triple. Tiene miedo a gastar el dinero y a que alguien entre a su casa y le haga daño. Prefiere que el daño se lo sigan haciendo el tiempo y la soledad.

Vive muy cerca de mi casa… pero yo estoy tan liada que en el último año no he tenido tiempo para ir a verla…

lunes, 15 de octubre de 2007

De uñas


Hoy me he levantado frívola y torpe. Torpe de manos, y suma otra vez más y otra torpeza más. Decidí dejar que las uñas de las manos crecieran para que fuesen una prolongación roja de mi. Ahora sobresalen de una forma que me impiden escribir con soltura, llenan mis escuetos textos de fatas de ortografía y, por si fuera poco, inundan de protestas las duchas que todavía (de vez en cuando aún se deja) me doy con mi hijo. Se queja Mario de que le araño al pasarle las manos por esa suave piel con el gel que huele a moras. Y me quejo yo al agarrar...
Quejas vanas, inútiles y futiles. Huecas, vacías y tontas. Me gusta ver ese alargamiento granate de los dedos y los ojos que se le ponen a él cuando ve que se despliegan las garras...

jueves, 11 de octubre de 2007

¡¡¡¡¡He vuelto!!!!!


¡¡¡¡¡Hola!!!!!!! Ya estoy aquí. Por causas ajenas, ajenísimas a mi voluntad, he tenido que estar fuera durante un larguísimo mes. Sin avisar llegó esta ausencia que se ha hecho dura y fría, eterna, dolorosa y suspendida en una falta de consciencia que ya ha acabado. Vengo con ganas de no dejar que os escapeis, con deseos de hablar de mil cosas y de leer todo lo que me contais. Este es únicamente un saludo inicial.... enseguida vuelvo!!!! Miles de besos, millones de recuerdos para todos vosotros por estos comentarios del último mes..... hasta ahora mismo!!!! Mientras os dejo con este cuadro de la felicidad de Gaugin.