jueves, 17 de mayo de 2007

El rincón del viaje: Fatehpur Sikri


Una capital que apenas duró 15 años. Un conjunto monumental que se lleva visitando desde hace cinco siglos. Es la historia de un capricho, es la historia de la monumental y hermosa Fatehpur Sikri. A tan solo 35 kilómetros del poema hecho mármol, del Taj Mahal, se levanta esta capital efímera que se construyó por capricho de Akbar.

Cuando llevaba diez años reinando sobre los mogoles y otros tanto esperando tener un hijo varón, cuenta la leyenda que Akbar visitó a un hombre religioso que le pronosticó que tendría tres posibles herederos a lo largo de su vida. Y precisamente después, una de sus mujeres quedó embarazada. Fue llevaba al pueblo del religioso y allí nació un niño. Entonces el poderoso Akbar decidió construir en ese sitio una ciudad con murallas, edificios y rincones cargados de detalles impresionantes. Palacios que abandonó sin que se sepa bien por qué.

Ese aire fantasmal de una ciudad apenas habitada durante unos años no se ha perdido en Fatehpur Sikri. Grandes salas decoradas con habilidad y exquisito gusto apenas fueron apreciadas unas cuantas veces y, sin más, se quedaron abandonadas. Un día, según los relatos que han quedado escritos, en esos palacios y entre sus calles llegó a haber un centenar de elefantes, cientos de concubinas, políticos y nobles.

La piedra de los edificios es rojiza, y los arquitectos jugaron con la aritmética, con el juego de las luces y las sombras… y quizás con la intención de sorprender. Detrás de una pequeña puerta no siempre se esconde una habitación diminuta… puede aparecer una estancia enorme o un gran patio. Encima de los techos nacen enormes y elegantes cúpulas. Techos y columnas aparecen labrados como si fuesen madera, desde luego sin serlo. Y aunque la mirada se pierda entre las columnas, los patios o los techos, no hay que descuidar el suelo. En uno de los palacios, el del soberano, sobre el suelo hay un parchís dibujado en piedra. En él jugaba Akbar con concubinas que se disfrazaban de color y hacían de delicadas piedras. Cada movimiento de ficha lo ejecutaban ellas con diferentes bailes.

Las incrustaciones de mármol blanco sobre la piedra rojiza flanquean la entrada de la imponente mezquita de Fatehpur Sikri. No se puede pisar el suelo con zapatos de un territorio sagrado. Por eso, hay que descalzarse o ponerse sobre los pies unas fundas de tela que ofrecen en la entrada. Así, hasta el interior de la mezquita no entra el polvo de la calle.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una alegraia para la imaginación a estas horas de la mañana.Leo como describes ese viaje fantástico, y a mi el fin de semana que me espera, especialmente el domingo. Soñar, por ahora, no cuesta dinero.
Saludos.

atikus dijo...

Estupendo relato, sin duda uno de mis viajes pendientes (la India), lo que pensaba era que la mayoría de los templos eran hinduista, pero segun parece este es Islámico, o igual se comparten las dos religiones en el mismo templo,...la verdad es que soy un paleto, tendría que leer un poco más de la cultura India anter de visitarlo, bueno y aunque no lo visite!!

Carmen dijo...

Jesús... no te quejes de este próximo fin de semana. Seguro que tienes dosis de aire libre, juegos.... Y DEPORTE (con gusanitos)!!!

Hola atikus! Yo estuve ya hace muchos años, fue uno de los primeros viajes que hice. Lo planeamos de los primeros cuando empezamos a ganar dinero porque nos pasaba lo mismo, esa fascinación por el país... Y allí sé que tengo que volver. Y no, no es todo hinduista porque el país es un puzle de culturas a lo largo de la historia. Ya contaré más sobre templos abandonados y lugares sagrados, porque es tanto lo que hay... Y mejor visítalo ;-) (Por cierto, ¿Te he dicho ya que me encanta Germán Coppini?) Besosss